La arquitectura fantasma




Al principio la repudiaba,
¿cómo no hacerlo?
Interponiéndose,
abriéndose paso
y cambiando cada molécula de las entrañas,
de quien escribe poesía en las paredes de la cárcel.

Tarde o temprano nos adaptamos,
al menos no desistimos.

Tan solitaria e infinita, majestuosa e imponente.
Al final uno coge cariño de lo que le rodea.

La torre,
permanecía inmóvil ante mis acciones cambiantes,
tal vez, solo tal vez,
no me refería a la visión física de ella,
sino a su condición frente a las miradas ajenas a ella.

Comentarios